Por: Claudia Milena Duarte.
“Los cínicos no sirven para esto” Así lo cita Kapuscinski. Hoy día, los medios de comunicación atrapan enormes masas, manejadas por sus propios intereses, cada vez con mayor impacto en la sociedad, gracias a la tecnología.
En medio de cualquier sociedad, los periodistas son considerados como “servidores de interés general, un vocero de la opinión pública y trabajador del bien común”. En donde su propia ética se ve dividida en dos ramas: Amor y respeto por la verdad y servicio al bien común, así lo expresa María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo en su libro, ética para periodistas. 1
“El periodismo es difundir todo aquello que alguien no quiere que se sepa”, con esta frase se puede ejemplificar el caso de Daniel Coronel, periodista conocido por sus posiciones críticas ante la realidad actual de Colombia, quien dijo en alguna entrevista “Sólo dejaría el periodismo por la vida de un familiar, ni siquiera por mi propia vida” aquí empieza a jugar la cuestión si ¿Ser periodista es una vocación o una profesión? O si en Colombia, de alguna manera se cumple con el Artículo 20 que dice: “No habrá censura” consagrado en la Constitución Nacional.
Siendo el rol de los periodistas informar, formar y orientar 2 deberían estos tomarse la profesión como una pasión una pasión, un trabajo activo y al servicio de la verdad y no de “buenas mentiras”. Entonces, ¿por qué muchos tienen que huir para salvar sus vidas? ¿Por qué muchos deciden callar? Quizá sea porque los verdaderos periodistas se han convertido en “incómodos” para el poder, como muy bien lo hicieron los medios con la noticia de los “falsos positivos”, hicieron que fuera dejada en el olvido por medio de una cortina de humo, que para el caso fue la existencia de la gripe H1N1.
1. Ética para periodistas/ María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo.Edición corregida y aumentada Bogotá y grupo editorial norma, 2005
2. El rol de los periodistas y su marco ético. Juan Jorge Faundes.. Tomado de http://saladeprensa.org/art56.htm consulado 29-XI-07
La libertad de prensa es una contribución para el bien común, con la labor periodística y con el ejercicio de libertad, el mismo periodista hace posible su derecho a la información.
El servicio del bien común, es la primera justificación de la libertad de prensa. Los periodistas no pueden, ni deben entrometerse en la vida de las personas, deben ser totalmente objetivos con su información, los trabajos periodísticos de opinión deben acogerse a exigencias tanto éticas como profesionales de veracidad, oportunidad y equilibrio, como lo expone María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo en su texto “Ética para periodistas”. 3
Si bien sabemos que el sensacionalismo es “una forma de burlar la confianza del público”, se podría afirmar que es causado por la inmediatez de los medios, por la “masa popular” quienes son los principales consumistas de medios amarillistas, esto sucede con la prensa, como ejemplo está el diario Q´hubo, en el que se muestran imágenes sangrientas, acompañadas de titulares alarmantes.
Si bien, el ombudsman es un puente de comunicación entre el usuario y el medio, en el caso de Vanguardia.com este papel lo cumple el mismo editor, lo que ocasiona que pase por alto muchos de sus deberes, tales como eliminar o refutar comentarios que agredan a los demás usuarios.
Por esa misma inmediatez de los medios se puede llegar a comer atropellos contra la dignidad de una persona, provocar mal interpretaciones, para lo que existe la rectificación, que es un deber tanto ético como jurídico. Pero ¿Qué es lo que sucede cuando un medio de comunicación se equivoca? Podría lograr que en las “masas” se siembren dudas, pierdan credibilidad.
La condición de los factores humanos, mejora y hace que los rendimientos mejoren. Entonces cuando en una empresa no existe comunicación, no se trabaja por un interés común y seguramente no tendrá el buen funcionamiento porque no habrá el mínimo de sentido de pertenencia. Lo anterior deja en claro que muchos de los comunicadores o periodistas que trabajan en los medios, están siendo regidos bajo normas no compartidas, sometidos a informar verdades maquilladas y no realmente lo que ellos quieren decir.
Los medios de comunicación, no están conformados en su totalidad por profesionales, muchos son personas empíricas, quizá esa sea la razón por la que la televisión está invadida de programas sin contenidos sólidos.
3. HERRÁN, María Teresa – RESTREPO, Javier Darío. Ética para periodistas. Edición corregida y aumentada Bogotá y grupo editorial norma, 2005
En este medio se necesitan personas con conocimientos de las características informativas de la televisión.
Formar, educar, informar veraz y objetivamente y recrear de una manera sana, son algunos de los fines que tiene la televisión con la audiencia, ante esto, son los medios quienes deben empezar por generar conciencias de cambio, para eliminar de las pantallas la “telebasura” que nos hace seres ignorantes de nuestra propia verdad.
Estaría bien, empezar por crear estrategias para formar cultura en la audiencia, capaces de identificar lo que es real y lo que no lo es, con capacidad de exigir información concreta. Hacer posible una televisión que rompa con la pasividad de la audiencia y que genere en ella una proactiva creatividad, esto es lo que daría paso a una cultura que se identifica con lo que le están mostrando y rechacen en su totalidad la “telebasura”.
Como comunicadores en un medio como la televisión, se debe empezar a crear estrategias para que sea tomada como una vía de información, de llegar a la sociedad y no una manera de lucrarse. La cuestión, no es raiting, si no cambiar a programas más periodísticos y culturales, en los que se dé la posibilidad de investigar y conocer a fondo los contenidos de la información.
En artículo 29 de la Comisión Nacional de Televisión dice: libertad de expresión y difusión. Esta libertad de difusión de contenidos, debería tener ciertos límites, uno de ellos sería, no permitir que existan shows en los que se ridiculizan a las personas, en los noticieros se entreguen más verdades y no “buenas mentiras” que no se juegue con el dolor de los que sufren tragedias, que en la parrilla de programación existan programas que eduquen y en sus noticieros se investigue.
En la televisión, existe el defensor del televidente, quien no sólo debería estar para que se den las rectificaciones a las personas que de una u otra forma se ven afectadas por transmisiones o por algún programa emitido, a su vez debe controlar que no estén al aire o que en la parrilla de programación hayan contenidos que agredan a los televidentes.
Por otra parte tenemos la Radio, medio que debe generar confianza y credibilidad a la sociedad consumista, para lo que se hace necesaria la presencia de un defensor (ombudsman) que defienda y haga valer los intereses primordiales de la radio. En Colombia, no existe este personaje, entonces ¿Quién regula lo que dice en la radio? La respuesta a esta pregunta quizá nos lleve a la conclusión de que en este país y en radio se dice lo que se quiere y se degrada el idioma con el uso de palabras soeces.
Las sociedades se han convertido en consumistas de radios comerciales, en su mayoría, en donde se alimenta el sensacionalismo, el mundo del espectáculo, lo que hace que los programas radiofónicos sean superficiales y algunos de ellos se dediquen a burlarse de la gente, un ejemplo sería la sesión “rober ga larga” de la emisora la Mega.
No sólo existe la radio comercial, también están las emisoras comunitarias y públicas que intentan con mayor preocupación cumplir con las funciones propias de la radio que son: informar, educar y entretener. Cada tipo de emisora está dirigido a un target distinto en el que se marcan límites para darle al oyente exactamente lo que necesita, más que entretenimiento dentro de la parrilla se deben incluir programas que informen y eduquen, empezando por franjas mínimas para que el público se culturice y cree conciencias de interés por la verdad.
La programación debe crearse de acuerdo al público al que está dirigido, a las intensiones de la emisora y bajo criterios, como lo expone Iván Darío Chaín en su texto “Una metodología para programar nuestra radio”4
“La conciencia sobre el derecho a la información ha creado lenta y casi tímidamente” con esta frase de Javier Darío Restrepo, deja claro que se necesita de una sociedad crítica para que los medios de comunicación empiecen a modificar las parrillas de programación, que hoy día sólo dan interés por el espectáculo y mañana sociedades que reciben información veraz, clara y suficiente.
“Por tú derecho a saber y mi derecho a informar” es el lema de una campaña realizada en México para acabar con las agresiones contra los periodistas. “La asociación de Freedon Hause, estima que el 22% de la población mundial se beneficia de la prensa libre”. Todos los profesionales de la comunicación deberían tener la libertad para publicar información y no estar bajo normas que no permites, si no obstruyen el pensamiento, ¿qué sucedería con esto? Quizá todo sería un caos donde todos están en contra de todos.